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Alimentar el primer año

ALIMENTACIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO EN EL PRIMER AÑO DE VIDA

Alimentos y cambios

La comida es la gasolina que nos hace tener energía para afrontar el día a día. Es una de las bases de nuestra salud, por eso vale la pena vivir las comidas, desde temprana edad, de una manera agradable y tranquila.

Las criaturas nacen y comienzan a alimentarse desde el primer día, una dieta líquida y dulce. Esas son sus primeras experiencias de ingesta, que marcan un primer contacto con la comida. Así, cada día, la criatura come varias veces, acostumbrándose a la textura, sabor y temperatura de la leche.

Bebe Mamando

A partir de los 5-6 meses se introducen las frutas y las verduras trituradas. Si lo analizamos bien, no sólo cambia el sabor, de dulce a ácido/amargo, sino que también cambia la textura, ahora con grumos y más pastosa. En este cambio también se introduce la cuchara, una nueva técnica a la que la criatura se deberá adaptar.

Alrededor del año, cambiamos la textura del puré triturado, a la que la criatura ya se había acostumbrado, por alimentos enteros, a trozos, donde las criaturas tienen que masticar y que, en muchas ocasiones, supone también la exposición a nuevos sabores .

Así pues, si analizamos detenidamente, son muchos los cambios que experimenta la criatura en relación con la alimentación. Durante este período de grandes cambios a nivel físico, cognitivo y social, las personas adultas deberíamos respetar los ritmos y procesos de adaptación de cada niño/a. 

Hay criaturas que se adaptan fácilmente a estos cambios.  Aceptan los nuevos sabores y texturas sin necesidad de recurrir a un menú infantil. Hay otras, en cambio, que no viven los cambios de manera tan placentera, niños/as a las que les resulta difícil cambiar de textura y sabor, porque con los cambios se pueden sentir inseguros/as, y dejan de comer o se niegan a probar cosas nuevas.

De la misma manera, podemos ver que hay personas adultas que viajen a donde viajen siempre piden la especialidad del país, lo que sea más típico y auténtico (nuevas especias, insectos, zumos de frutas exóticas, etc.) y otras personas que piden el menú occidental dondequiera que estén, porque saben que les gustará, que comerán bien y no quieren arriesgarse.

Durante este período de grandes cambios a nivel físico, cognitivo y social, las personas adultas deberíamos respetar los ritmos y procesos de adaptación de cada niño/a

Bien pues, estas dificultades en los cambios, deberíamos normalizarlos para poder acompañar a las criaturas con respeto.

Cómo lidiar con los cambios en la alimentación

En primer lugar, debemos aceptar que las criaturas no siempre comen tanto como las personas adultas quisieran.  Debemos tener en cuenta que hay una herencia genética que puede marcar la forma de comer, la aceptación de sabores , la sensibilidad del estómago, etc. Cada niño y cada niña tiene una genética y experiencia en relación con alimentos, por lo que las  necesidades pueden ser diferentes.

Así pues, lo que siempre debemos tener claro es:

  • Poner palabras y explicaciones a los cambios: es importante explicar a las criaturas que habrá un cambio en la alimentación, y que lo que ofrecemos es una propuesta por si quiere probar.
  • La criatura debería poder decidir si cambia o no de alimentos: Seguramente el/la pediatra nos recomienda, cuando tiene X meses de edad, que vayamos incorporando diferentes alimentos. En ese momento lo intentamos y hacemos los cambios recomendados, pero si la criatura dice NO debemos respetarlo, siempre. Tal vez no nos puede hablar, pero cierra la boca en la segunda cucharada, pone su mano o llora; eso debemos interpretarlo como un NO. ¿Por qué tenemos que hacer lo que una criatura tan pequeña quiere? Porque es su cuerpo y, sobre todo, debemos tratar de evitar  que el momento de la comida sea un momento de ansiedad,  incomodidad o llamada de atención.
  • Cuando realizamos los cambios, tratamos de hacerlos progresivamente: hacemos un cambio cada vez, o cambiamos la textura (de triturado a sólido) o el recipiente o utensilio (de biberón a tenedor). Todas estas pequeñas consideraciones ayudarán a las criaturas a vivir este proceso de manera más tranquila y fácil. Aun así, puede haber conflictos, pero tratamos de minimizar sus posibilidades.
  • Las cantidades en los momentos de cambio deben ser bastante pequeñas: Para que sea más fácil el momento del cambio, es mejor que lo intentemos con pequeñas cantidades y que sigamos teniendo la opción anterior, para que la criatura la tome como una propuesta y no como una obligación o como la única opción. Por ejemplo, en el caso de pasar de triturado a entero, mejor poner un plato triturado más pequeño y cuatro trocitos de la nueva propuesta alimenticia. 
  • Es recomendable hacer los cambios durante las comidas más ligeras  como el desayuno y la merienda, ya que son más ligeras y breves, y en caso de que la criatura no quiera comer mucho, la tranquilidad de la persona adulta es mayor porque no son comidas principales.
  • Cuando un alimento produce un daño en la criatura (gastroenteritis, vomito, indigestión) es posible que le genere un rechazo temporal. Debemos respetar su decisión porque es la única forma de que intente probarlo de nuevo pasado un tiempo.
cogiendo fresas

En definitiva, debemos tener claro que las criaturas son personas con criterio, a las que se debe tener en consideración por muy pequeñas que sean. Un acompañamiento respetuoso se basa en la comprensión y en la empatía, dejando atrás las expectativas, las comparaciones y la visión de las personas adultas como única perspectiva.

¡Ánimo y buen provecho!

Marta Seguí

Soy Diplomada en Magisterio por la Universidad Autónoma de Barcelona. Mi experiencia con la infancia empezó en 2006, he trabajado durante más de 10 años en diferentes escuelas Infantiles de gestión indirecta, primero como maestra, luego como directora y desde el 2018 como coordinadora pedagógica.

Actualmente, me he especializado en realizar formaciones y asesoramientos a otras escuelas infantiles de Barcelona y Madrid.

Además otra de mis pasiones es ayudar y acompañar a familias desde una mirada respetuosa y atenta, dando charlas y escribiendo artículos sobre temas de reflexión en la educación de los y las más pequeñas.

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